Entre las especialidades cerámicas, a la cantarería, la tinajería y la ollería, consideradas como obra común, se les atribuye funciones estrictamente utilitarias, lo que no impide que compaginen esta funcionalidad con la belleza y sean en ocasiones expresión artística del alfarero que las elaboró.

En España la larga historia de las especialidades utilitarias de la cerámica experimentó un declive rápido e irreversible a partir del primer tercio de siglo XX hasta su desaparición casi total. No obstante, en Aragón, a lo largo del siglo XX, trabajaron todavía más de 65 centros alfareros en las distintas especialidades citadas.